Arte

“Mi pintura no es violenta, es que la vida es violenta”. Francis Bacon

Por Tres minutos de arte

Imagen: Tres estudios para una crucifixión (1962).

Cuando pensamos en la obra de Francis Bacon, pensamos en personajes atormentados, deformados por el dolor, por la angustia existencial.

Si bien no es inglés (nació en Irlanda), a Bacon se lo incluye dentro de la Escuela de Londres: los artistas que trabajan en Londres luego de la Segunda Guerra Mundial. Son pintores figurativos, que transmiten la desesperación del ser humano a partir de haber presenciado el horror de lo que es capaz el ser humano. Un grupo de artistas que, si bien tienen estilos muy diferentes, coinciden en mostrar al hombre frágil, sufriente, angustiado. Una angustia que se marca en los rostros y en las superficies de las cosas, deformándolas.

La obra de Francis Bacon golpea, impresiona, duele. Por eso se la suele catalogar de “violenta”. Pero justamente, en la última entrevista que le hacen al artista (en este caso es entrevistado por el fotógrafo Francis Giacobetti en 1992, año en que muere Bacon), éste nos enriquece la mirada, nos ubica en otra perspectiva desde dónde mirar la violencia.

“Mi pintura no es violenta, es que la vida es violenta. He sufrido violencia física, incluso me han roto los dientes. La sexualidad, las emociones humanas, la vida cotidiana, la humillación personal (sólo hay que ver la televisión), la violencia es parte de la naturaleza humana. Incluso dentro de los paisajes más bellos, en los árboles, debajo de las hojas los insectos están comiéndose unos a otros, la violencia es parte de la vida.

En medio, peleamos para protegernos, para ganar dinero, somos humillados diariamente por estúpidos y, por razones aún más estúpidas, entre todo esto amamos y no amamos. Mi obra es una representación de la vida, mi propia vida, sobre todo, que ha sido muy difícil. Quizás mi pintura sea violenta, pero para mí eso es natural y me siento afortunado por poder vivir de mi obsesión. Es mi único éxito. No tengo ninguna lección moral que predicar ni consejo que dar. Nietzsche dijo: ‘Cuando todo es tan absurdo podríamos llegar a ser extraordinarios’. Me contento con sólo ser ordinario”.