Clínica

Supervisiones clínicas individuales

En las supervisiones clínicas, el analista que supervisa se barra en acto interrogándose por su práctica.

Es necesario que el supervisor este a la altura ética de su función absteniéndose en erigirse como el amo del saber sobre el caso.

Al hablar de la supervisión Lacan introdujo el nombre de “ANALISIS DE CONTROL”. No se trata de ir a ser controlado, se trata de un análisis. Son sesiones con particularidades que lo hacen diferente respecto del análisis personal.

En una supervisión el único que cuenta es el sujeto que supervisa. El analista, que supervisa su función, cuenta lo que le pasa con su paciente. El supervisor hará que el analista pueda apropiarse de su saber y pueda, así, conducir la cura.

En la supervisión se trata de escuchar, en la demanda del analista que supervisa, cual es el punto singular de lo que necesita para esa apropiación. En ocasiones puede ser que necesite de alguna herramienta teórica que le permita hacer una lectura teórica de lo que el paciente le presenta en sus síntomas; en otras de una autorización para autorizarse o descubrir qué es lo que sostiene su posición sin que el mismo lo sepa. En otras, muy importante, una señal de alarma de la presencia algún punto ciego en su escucha que determina que algunos de sus síntomas o fantasmas se cuelen en la intervención.

Quizá de una lectura del lugar de objeto que el analista encarna en la transferencia sin saberlo.