Arte

Nomadland, el camino de la vida

Por Graciela Musachi

1. Puercoespines

La vida según la alegoría de los puercoespines de Schopenhauer: en un día de tremendo frío los puercoespines quisieron abrigarse entre ellos pero sus púas los lastimaban así que decidieron buscar la distancia adecuada para no hacerse daño.

2. ¿Estamos todos locos?

Hamlet lo dice seriamente: Time is out of joint, o sea: el mundo está desquiciado. Lo saben bien los americanos que hace años publican una revista humorística llamada Mad (Loco);

Así, el equívoco título del film de hoy Nomadland puede leerse No mad land o sea: Tierra del no loco.

Es lógico: ¿Cómo hacen los puercoespines para no matarse si se juntan o no morirse de frío o de locura si se aíslan como nosotros en tiempos de pandemia? El film responde con toda sensatez: se agrupan por lo que Goethe llamaba afinidades electivas y los psicoanalistas significantes que los identifican: para unos, todo gira alrededor del dinero y para los otros, alrededor de la naturaleza. Para los primeros los segundos están locos y viceversa, Sólo la hermana de Fern y Dave pueden comprender los dos mundos e incluso pasar de uno a otro como Dave.

Los de la Naturaleza se cobijan en cierta Filosofía de la Naturaleza para masas que, lo veremos, los hace parte del paisaje e incluso de Dios (una vez comenzado el camino y también hacia el final se celebran las fiestas de navidad y fin de año y Bob Wilson es una especie de Papa Noel de la buena nueva).

Sin embargo, Fern no está en el camino del dólar ni en el de la naturaleza, ella escapa. De qué, nos enteramos pronto: ha enviudado y rechaza la compañía, la amistad, el amor. Sólo se acompaña con lo que le dejó su padre, ciertos objetos y un consejo: en una casa se guardan los recuerdos… entonces hay que alejarse para no recordar. Su hogar es su padre, aunque no tenga casa.

Mundos perdidos

Nacer al camino de la vida es haber perdido algo y tener una deuda que pagar: de entrada, pierde el trabajo y por lo tanto el dinero, una canción habla de amores perdidos, hay amigos que se pierden (una en especial), un hijo perdido, el esposo.

Se trata, dice alguien, de aprender formas de no caer ¿No caer dónde? Al abismo, por supuesto: al abismo del suicidio como amenazan algunos, al abismo de la eutanasia, al abismo de morir antes de… ¿de qué?, al abismo de la locura. No caer, no perderse en el camino. Recuerden el refrán: el gozo en un pozo.

Manejar la propia mierda

Si es posible caer como la mierda entonces se nos dan lecciones para manejar…nos.

A causa de Dave, se rompe lo que queda del padre y nuestra heroína, poco a poco, hace algún gesto amistoso aunque manteniendo distancia incluso nos hace desear que acepte la propuesta de Dave. Pero no… Hasta que cierta intimidad es alcanzada con Swanky y, cerca del final, con Bob Wilson.

La directora china capta muy bien esa dimensión de deshecho del serdicente (serdicente quiere decir en mi lengua el francés parlêtre y la alusión al cerdo que habla es de mi amigo Germán García). Quizás la China quiera transmitir algo del camino del Tao pero hay que occidentalizarlo un poco, un poco demasiado.

Se hace evidente que la propia mierda es parte de la Filosofía de la Naturaleza de la que les hablaba, escuchemos: somos musarañas salvajes, fósiles, dinosaurios (su imagen gigante sobrevuela cada tanto la pantalla), somos objetos extinguidos como las piedras formadas hace millones de años, somos las estrellas que han caído a la tierra y que después tenemos en las manos en la Navidad. Somos parte de la obra de arte que es la Naturaleza y sobreviviremos a nuestra extinción, es una promesa. Es una naturaleza benigna, un camino sin obstáculos.

Somos -gracias, señora directora por tan breve recordatorio de nuestra actualidad- seres que contagiamos pestes a nuestros semejantes y es mejor cuidarse poniéndose guantes para no matarlos. Retorno al puercoespín.

El agujerito sin fin

¿Notaron que las piedras circulan entre ellos y, en el funeral de Swanky -la coleccionista de piedras- cada uno arroja al fuego sus piedras? Son piedras con agujeros. Así también, Fern se pasea por un paisaje lunar, nuestro Valle de la luna cuyos huecos la acogen con simpatía.

Es una metáfora que me hizo recordar un Museo en la provincia de Córdoba (Argentina), el Museo Rosen: allí un hombre, uno solo, faraón cordobés, recolecta todo tipo de objetos, grandes, chicos, viejos, nuevos, impecables, arruinados, significativos, insignificantes, sucios, limpios, en orden, desordenados, con nombre, sin nombre. Al salir de allí, algo abrumada, recuerdo haber dicho: este tipo está cavando su agujero ya que él es lo único que falta allí.

Es el sentido, de la metáfora usada por Lacan al hablar del astronauta: un agujero en el universo.

Fern, cuando puede desprenderse de su pena no escapa más. Vuelve al camino de la vida ¿Quizás para encontrarse con Dave? Quizás porque ya encontró dónde meterse, es decir, ha encontrado su propio camino. No es que no hay final, hay un nuevo comienzo.

¿Final feliz chino-hollywoodense? Quien sabe…

Mayo 2021

Artículo completo disponible en el blog TARARIRA2020 REVISTA DEL PSICOANÁLISIS
https://tararira2020.tumblr.com/post/653344057206128640/rara-nomadland-el-camino-de-la-vida-graciela