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Perspectivas del fin de análisis en la enseñanza de lacan

Por Jorge Bartoli

El concepto de fantasma en la enseñanza de Lacan

Resulta necesario, en primera instancia, abordar el concepto de fantasma desde la función que el mismo cumple en la enseñanza del psicoanálisis de Orientación Lacaniana.

Tal como plantea Fabián Naspartek en su libro “El fantasma, aún”, “… el fantasma le permite a Lacan empezar a abordar algo del lazo del sujeto con el goce”[1].

En tal sentido, Oscar Ventura en “El fantasma en la enseñanza de Lacan”, “…en la estructura subjetiva, el fantasma es el dispositivo mental mediante el cual el sujeto establece una relación posible con el deseo”[2].

Hablar del fantasma fundamental permite dar cuenta de la determinación última que dicho dispositivo tiene para el sujeto, permitiendo fijar la posición del sujeto en su devenir existencial lo que permite, al fin de cuentas, construir su realidad singular.

Pero debemos preguntarnos: es “estandalizable” el fantasma…? Obedece a ciertos y determinados estándares vinculados a la personalidad del sujeto…?

Podemos afirmar, siguiendo a dicho autor, que no hay homogeneización del fantasma y que su constitución depende, en forma exclusiva, de aquellas experiencias singulares acontecidas en los principios de la constitución psíquica.

Podemos acudir a una metáfora que ilustra, de una manera muy acabada, la función operativa del fantasma para el sujeto en su experiencia de vida: el marco del fantasma se asemeja a una ventana por la que es posible tener una percepción del mundo.

Esto es, el fantasma permite proporcionar aquellas respuestas que el sujeto necesita para darle una siginificación a su existencia. Un sujeto que, por su condición de ser hablante atravesado por el lenguaje desde su primer lugar de cachorro humano, quedará, en el acceso a la existencia, imposibilitado de inscribirse en un orden vinculado al plano natural.

En tal sentido el fantasma constituiría, metafóricamente, una ortopedia que intenta cerrar esa abertura originada por la irrupción del significante.

Y es allí donde podemos encontrar las primeras coordenadas que posibilitan vislumbrar el punto de apoyo que permite erigir los primeros eslabones del fantasma en tanto tal: el deseo, como deseo del Otro, otro también atravesado por la ausencia de un significante que lo nombre,y las implicancias de un sentimiento de vacío estructural que concierne al deseo.

Y es precisamente allí donde el sujeto, en tanto vacío, requiere de un complemento, de una “muleta” que le permita transitar y sostener su condición de deseante, a partir de una producción de ficción, de un montaje escénico mediante la articulación de lo simbólico y lo imaginario, posibilitando un alivio a su estructural falta en ser.

Qué permite el fantasma en éste devenir…? Una estabilización del sujeto en la cadena significante y en la relación con su propio goce.

J-A. Miller plantea en el seminario “El Ser y el Uno” al fantasma “…como aquello que anuda, conjuga imaginario y simbólico de manera tal que es una ventana del sujeto a lo real”. Esto es el fantasma, y su clínica asociada, tienen función de nudo en la enseñanza de Lacan.

Entiendo muy interesante indicar la conceptualización de activar el fantasma, a partir de la cual Vicente Palomera señala “… no hay otra entrada para el sujeto en lo real que el fantasma; el fantasma es una necesidad psíquica…” y “…se lo puede activar con lo mismo que lo constituye, el sujeto supuesto saber que enseguida otorgará según una lógica propia, todo poder a lo que ha hecho surgir, el significante de la falta en el Otro”[3].

Un fantasma que, tal como lo indica J.-A. Miller en “Síntoma, fantasma y retorno”, se activa cada vez que nos enfrentamos con la falta en el Otro. “Activar el fantasma en un análisis implicaría, por parte del analista, tratar de hacer semblante del significante de la falta en el Otro”, como nos señala Fabián Naspartek.

El lugar del fantasma en la cura

Resulta necesario abordar el lugar que el fantasma, en tanto artificio que permite un semblante de ser, ocupa en la dirección de la cura en el psicoanálisis de orientación lacaniana.

Tal como lo indica Oscar Ventura “…el fantasma es un operador clínico fundamental, una brújula que orienta la dirección de la cura”[4].

Si bien resulta necesaria su presencia para generar esa función de regulación en el intercambio del sujeto con el mundo, no siempre hay garantía de estabilidad psíquica.

La “pantalla” que el fantasma representa es una defensa ante la emergencia de la angustia que puede desencadenarse frente al enigma del deseo del Otro y la amenaza de su goce, una emergencia que constituye una señal de alarma ante la eventual posibilidad de que el fantasma pueda fracasar en su función estabilizadora del sujeto.

Podemos decir que dicha emergencia constituye una vacilación fantasmática que da lugar a los desencadenamientos en los diferentes cuadros clínicos, desde los cuales es posible trabajar en el psicoanálisis.

Resulta pertinente preguntarnos acerca del lugar del analista, en tanto operador que interviene ante quien acude empujado por el desborde de angustia motivado por el fracaso del fantasma y, con ello, las dificultades en el sujeto para sostener la relación con el deseo.

Las terapéuticas, en sus diferentes vertientes, suelen optar por la vía de un intento de recomponer la función del fantasma a través de una reforzamiento de su función defensiva. Una especie de retorno al estado anterior.

Sin embargo, el psicoanálisis nos demuestra la inutilidad de ésta operación. Intentar forzar en ésa “reparación artificial” conlleva no sólo a una tarea ineficaz en la procuración de su objetivo sino, fundamentalmente, a una repetición cíclica que estiriliza la vinculación del sujeto con su deseo y, con ello, la imposibilidad de encontrar una relación auténtica con la vida.

Fin de análisis…? Finalidad del análisis…?

Una pregunta que podemos vincular con otras que se articulan: Para qué un análisis…? Hasta cuando un análisis…? Tiene final un análisis…? Y si es así, cómo termina…? Preguntas que siempre estuvieron presentes en la comunidad psicoanalítica.

El tema acerca del final de análisis fue abordado oportunamente por Sigmund Freud en 1937, dos años antes de su muerte

En el texto Análisis terminable e interminable, en una Nota Introductoria, Strachey señala que “… deja una impresión de pesimismo en relación con la eficacia terapéutica del psicoanálisis”[5].

En dicho texto Freud remarca: “…el análisis no es un proceso sin fin, sino que puede ser llevado a una terminación natural con suficiente habilidad y paciencia por parte del analista”[6].

Ya en Nuevos caminos de la terapia psicoanalítica (1919), Freud comenzaba a elaborar los principales obstáculos que se le presentaban al analista para la consecución de la cura.

Durante el devenir del movimiento psicoanalítico, la división ente un psicoanálisis terapéutico y un psicoanálisis didáctico estuvo siempre presente, marcando objetivos y finales distintos, fundamentalmente en la IPA (Asociación Psicoanalítica Internacional).

Tal como lo plantea Monserrat Puig en “Cómo acaba un psicoanálisis? Consideraciones lacanianas sobre el final”[7], por un lado el psicoanálisis terapéutico sería aquel que opera sobre el síntoma que hace sufrir a alguien y lo lleva a consultar a un analista. Es por ello que podríamos decir que el proceso terminaría cuando el síntoma se ha resuelto y la persona deja de sufrir.

Esta orientación terapéutica de la cura le plantea a los analistas el problema de lo lejos que puede ser llevado el proceso, cuando se ha logrado un efecto de apaciguamiento del síntoma. Esto es: hasta dónde tirar de la cuerda…?

Y por otro lado tenemos el psicoanálisis didáctico, al que se sometería quien aspira a ser psicoanalista, regulado por la sociedad psicoanalítica bajo las pautas que la misma establece. El resultado de tal proceso sería lograr un profesional “apto” para conducir una cura “como corresponde”.

Será Jaques Lacan quien rompe con esa división tan presente en la IPA, afirmando que todo psicoanálisis es didáctico y que lo terapéutico se da por añadidura.

Como indica Monserrat Puig “…desplaza entonces tanto la problemática de qué es el fin de análisis como de qué es un analista a lo incierto de los efectos producidos en una cura”[8].

Lacan y su proposición del 9 de octubre de 1967

El 9 de octubre de 1967 Lacan propone un dispositivo totalmente innovador para la comunidad psicoanalítica de la época y motivo de diversas controversias en el seno de la misma: el denominado pase. Un “artilugio” que permitía que aquellos analistas que han concluido su análisis pudieran someter su experiencia a la verificación de un jurado, en el marco e ciertas pautas institucionales. Hablar del pase implica, como dice Santiago Castellanos en “Teoría y Clínica del Pase”...“…es hablar del final de análisis”[9], permitiendo dar testimonio de analizante a analista, aspecto que constituye una piedra angular en la enseñanza de Lacan dado que instala el pase como una herramienta que permitirá hacer avanzar al psicoanálisis.

Resulta interesante poder pensar que ésta propuesta de Lacan se produce a posteriori del Seminario 14 “La lógica del fantasma”

Lo que Lacan denominó el atravesamiento del fantasma, operación que el psicoanálisis puede producir en un sujeto, es una apuesta firme y consistente por una verdadera transformación en aquél donde el lugar del deseo del analista juega un papel fundamental para acompañar al analizante hasta el límite de lo posible, para posibilitar afrontar su vacío de una manera diferente, permitiendo a su deseo y a su goce un destino por fuera de la repetición enmarcada en la escena fantasmática.

Podemos decir que el atravesamiento del fantasma es un acto analítico que permite una salida más allá del Otro pero que, indefectiblemente, es con el Otro. Esto es, en el campo del Otro el sujeto encuentra la salida. Un acto en el que el analista tiene que acceder a perder su lugar de objeto en el fantasma del analizante, a través de lo que Lacan denomina deseo del analista.

Esto es, el analista va a ocupar un lugar de desecho; o sea, de resto de la operación analítica corriéndose del lugar que ha ocupado en el fantasma del analizante.

Tal como nos plantea Santiago Castellanos, en el final del análisis por el atravesamiento del fantasma el analizante terminará sabiendo lo que causa su deseo, conoce la falta en ser en que se enraiza su deseo y conoce el plus de gozar que obtura esa falta.

Por último, deseo recurrir al testimonio de pase de Graciela Brodsky quien ilustra acerca del momento de atravesamiento, cuando nos dice: “…el atravesamiento del fantasma libera a la pulsión de sus usos fijos. El pase mismo es una manera nueva de poner en ejercicio la satisfacción de hacerme escuchar, de animar a otros, de entusiasmar a algunos, sin el presupuesto de que son sordos o impotentes, lo que me ahorra un exceso de actividad y de forzamiento”[10]

NOTAS

  1. Naspartek, F., (2018), El fantasma, aún, Grama, Olivos, p. 33
  2. Chorne M. y Dessal, G. Ed, (2017), Jaques Lacan. El psicoanálisis y su aporte a la cultura contemporánea, Fondo de Cultura Económica, Madrid, p. 310
  3. Naspartek, F., (2018), El fantasma, aún, Grama, Olivos, p. 73
  4. Chorne M. y Dessal, G. Ed, Jaques Lacan. El psicoanálisis y su aporte a la cultura contemporánea, Fondo de Cultura Económica, Madrid, p. 317
  5. Freud, S., (1981), Análisis terminable e interminable, Obras Completas, Tomo III, Biblioteca Nueva, Madrid
  6. Freud, S., (1981), Análisis terminable e interminable, Obras Completas, Tomo III, Biblioteca Nueva, Madrid
  7. Chorne M. y Dessal, G. Ed, Jaques Lacan. El psicoanálisis y su aporte a la cultura contemporánea, Fondo de Cultura Económica, Madrid, p. 509
  8. Chorne M. y Dessal, G. Ed, Jaques Lacan. El psicoanálisis y su aporte a la cultura contemporánea, Fondo de Cultura Económica, Madrid, p. 511
  9. Chorne M. y Dessal, G. Ed, Jaques Lacan. El psicoanálisis y su aporte a la cultura contemporánea, Fondo de Cultura Económica, Madrid, p. 553
  10. Brodsky, G. (2012), “Partenaires”, Revista Lacaniana de Psicoanálisis, EOL, Buenos Aires, p. 61

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

  • Naspartek, F., (2018), El fantasma, aún, Grama, Olivos
  • Chorne M. y Dessal, G. Ed, (2017), Jaques Lacan. El psicoanálisis y su aporte a la cultura contemporánea, Fondo de Cultura Económica, Madrid
  • Miller, J.-A. (2011), El ser y el uno, Seminario
  • Freud, S., (1981), Análisis terminable e interminable, Obras Completas, Tomo III, Biblioteca Nueva, Madrid
  • Brodsky, G. (2012), “Partenaires”, Revista Lacaniana de Psicoanálisis, EOL, Buenos Aires